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By Doug Culp

El matrimonio en la ley natural

El Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia en octubre de 2014 y el Sínodo Ordinario de la Familia en octubre el año 2015 han hecho muy oportuna la reflexión sobre la vocación y misión de la familia, tanto en la Iglesia como en el mundo moderno. En esta columna se considera el matrimonio a la luz de la ley natural.

Las cuatro leyes

La Iglesia Católica enseña que hay cuatro leyes que gobiernan la existencia: la eterna, la divina, la natural y la humana. La ley eterna se refiere a la sabiduría divina de Dios que mueve todas las cosas a su fin apropiado. El objetivo de esta ley es el bien común de todas las cosas. La ley divina es la ley revelada de Dios a la humanidad (por ejemplo, los diez mandamientos o los dos grandes mandamientos). La ley natural es la ley eterna de Dios impresa en todas las cosas, de la cuales, en palabras de Santo Tomás de Aquino "derivan las respectivas inclinaciones, de sus actos y fines propios". La ley humana está constituida por las leyes de gobierno derivadas por lo general de preceptos de la ley natural a través del uso de la razón práctica.

Por ejemplo, en términos de la humanidad, la Iglesia enseña que Dios nos ha creados libremente y por amor para la vida eterna en  comunión con él. En consecuencia, nuestro fin último y adecuado es el Reino de los Cielos. Si vamos a vivir de verdad y estar más lleno de vida, tiene sentido que necesitemos vivir en armonía con este fin; necesitamos vivir en armonía con la finalidad para la cual hemos sido hechos.

La comunión con Dios (ver Fil 2: 2), a continuación, se convierte en el objetivo y fundamento de la vida cristiana. Este es el objetivo, ya que es dictado por la ley eterna, que está impresa en nosotros a través de la ley natural, y revelada a nosotros por la ley divina. La ley humana, entonces, debe ajustarse a este mismo objetivo si nuestra sociedad ha de ser ordenada al bien común de todos.

El propósito del matrimonio

Para que el matrimonio este ordenado adecuadamente a la ley eterna, y a su vez dirija a toda la humanidad a la comunión con Dios, sus actos propios y finalidad deben estar ordenados (tener como propósito) a cumplir la ley natural. Y ¿cuáles son estos actos propios y finalidad?

La respuesta se puede encontrar en el Catecismo de la Iglesia Católica. En la sección 1601, el Catecismo nos enseña que el matrimonio es una unión que, por su propia naturaleza, está "ordenada al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole". En otras palabras, el matrimonio es tanto unitivo como procreativo por naturaleza. Estos son los fines hacia los cuales la ley natural dirige el matrimonio.

El matrimonio es, naturalmente, unitivo porque el cuerpo humano se dirige a la relación, ya que es sólo en relación que se consigue una verdadera plenitud como comunión de personas. Dios estableció el matrimonio precisamente para que el hombre y la mujer pudiesen participar en su amor y por lo tanto darse desinteresadamente a sí mismos el uno al otro en el amor.

Al mismo tiempo, el matrimonio no se entiende simplemente por la unidad de los cónyuges. Porque el matrimonio se ordena eternamente a la comunión con el Dios que es amor, necesariamente comparte en la naturaleza del amor, que es ser desbordante y dador de vida. En consecuencia, la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. (USCCB) explica que el matrimonio también se ordena a (tiene por propósito) la transmisión de la vida como una realización sublime y concreta de la donación mutua de los cónyuges de una manera unitiva y original.

Esto significa que estos aspectos unitivos y procreadores constituyen una realidad inseparable. Son, de hecho, dos aspectos de un mismo acto de entrega. Y debido a que estos significados son inseparables, se deduce que el matrimonio consiste propiamente de un pacto de por vida entre un hombre y una mujer.

En la carta pastoral de 2009, El Matrimonio: El amor y la vida en el plan divino, la USCCB identifica otros atributos del matrimonio que son dotados por Dios y necesarios para que el matrimonio exista conforme al plan de Dios. Entre estos atributos se encuentran: La exclusividad de la relación entre un hombre y una mujer de por vida la cual no puede ser disuelta por la simple voluntad de los cónyuges; el matrimonio como la base de la familia; el amor conyugal presente en el compromiso de la donación plena y total de sí mismos entre marido y mujer; la unión de marido y mujer en una sola carne en la complementariedad; y la formación de una comunión única de personas.

¿Qué dijo al respecto el Sínodo Extraordinario?

El Sínodo Extraordinario hizo un gran esfuerzo en su Relatio Synodi—o informe final—para afirmar el entendimiento de la Iglesia sobre el matrimonio como una institución natural ordenada a la ley eterna por medio de la ley natural. El sínodo hizo esto al hacer referencia a los documentos del Vaticano II (especialmente Gaudium et Spes) y las enseñanzas de los Papas Pablo VI, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

Como mencionamos en la última columna, el sínodo instó a la misericordia, la paciencia, el respeto y la sensibilidad hacia los que están en situaciones que no se encuentran en armonía con la ley natural, y por lo tanto, ley eterna, en lo que se refiere al matrimonio, y al mismo tiempo la Iglesia trabaja fielmente para ayudarles a entender "la pedagogía divina de la gracia en sus vidas y les ofrece asistencia para que puedan alcanzar la plenitud del plan de Dios para ellos". (25)

Pregunta sobre el catecismo

La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo moderno son centrales en los dos sínodos de obispos. Pruebe su propio conocimiento de la enseñanza de la Iglesia sobre la familia, respondiendo a lo siguiente:

¿Cuáles de las siguientes características son esenciales para el matrimonio?

A. unidad

B. indisolubilidad

C. apertura a la fecundidad

D. todo lo anterior 

Respuesta: (d) la unidad, la indisolubilidad, y la apertura a la fecundidad son todas esenciales al matrimonio (CIC 1664)

De un vistazo: Actitudes generales sobre el matrimonio

De acuerdo con una encuesta realizada en octubre de 2007 por el Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (CARA) de la Universidad de Georgetown ...

6% de los católicos no están en absoluto familiarizados con la enseñanza católica sobre el matrimonio

23% están un poco familiarizados

37% están más o menos familiarizados

34% están muy familiarizados

Además, los encuestados católicos indicaron que su visión del matrimonio es informada "un poco" o "mucho" de acuerdo con las siguientes experiencias ... 

67% experiencia de la familia o antecedentes

55% fe católica

33% Las representaciones del matrimonio en la cultura popular

29% El derecho civil

22% Una tradición de fe distinta aparte de la católica

Fuente: Encuesta de octubre de 2007 realizada por el Centro de Investigación Aplicada para el Apostolado (CARA) de la Universidad de Georgetown

Doug Culp es el CAO y el secretario para la vida pastoral de la Diócesis de Lexington, Kentucky. Tiene una maestría en teología de la Catholic Theological Union en Chicago.