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Mi hija adolescente podría estar usando Snapchat para sextear

P: Sospecho que mi hija de 16 años podría estar usando Snapchat para sextear, pero como la aplicación borra fotos de inmediato, no tengo pruebas contundentes. No estoy seguro de cómo enfrentarla al respecto.

R: Sexting o sextear es un fenómeno relativamente reciente que se ha vuelto ampliamente conocido entre adolescentes y adultos jóvenes. ¿Cómo puede proteger mejor a su hija y tener una conversación difícil?

Reformulando sus preocupaciones ¡Su lenguaje me recordó a un fiscal de distrito que preparaba un caso! Su hija está bajo sospecha, pero usted y ella realmente están del mismo lado. Como padre, es su función controlar sus actividades y guiarla en el uso seguro de las herramientas de la sociedad. Su función es prestar atención a esa orientación y aprender a tomar decisiones acertadas.

Establecer expectativas que generen confianza. El mejor momento para establecer límites es cuando los niños primero comienzan a usar teléfonos fuera de su supervisión. Hágales saber que planea monitorear sus aplicaciones. Cuando los aspectos de privacidad y autonomía se discuten temprano, entonces la confianza se construye, en lugar de violarse. Establezca las consecuencias de las violaciones—la eliminación de aplicaciones, la supervisión del uso de medios o incluso la eliminación del teléfono.

Ensayando su discusión. Su hija puede pensar que sus fotos desaparecen, pero no son tan efímeras como ella piensa. Snapchat le avisará si alguien ha tomado un screen shot o captura de pantalla, pero siempre se puede tomar una foto de otro teléfono. El sexting provocativo, incluso sin fotos, es irrespetuoso con su cuerpo y es peligroso. Los "adolescentes" con los que está interactuando pueden ser depredadores sexuales.

Piense en su conversación. Pregúntele cómo usa Snapchat. Aunque muchos adolescentes solo lo usan por diversión, hay muchos otros que lo usan por motivos cobardes y sexuales. Asegúrese de que ella entienda los peligros.

Sexting parece normativo para muchos en nuestra cultura, pero no lo es. Es un comportamiento personalmente destructivo con consecuencias de largo alcance. También es pecaminoso, es decir, daña nuestra relación con Dios, quien nos ha creado a su imagen. La sabiduría del mundo no es la sabiduría de Dios: "¿No ha hecho Dios que la sabiduría de este mundo sea necedad?" (1 Cor 1:20)